miércoles, 14 de noviembre de 2012

Portugal nos da una lección y reducirá el tamaño de su Estado ¿porqué aquí no?

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Nuestros vecinos lusos nos acaban de dar una lección. Dado que no pueden realizar más recortes a los ciudadanos puesto que esto supondría llevarlos a la miseria, han decidido pegar el tijeretazo en la estructura del Estado. Eso mismo llevan pidiendo muchos ciudadanos, con toda la razón del mundo, en España, pero parece que ni Rajoy ni Rubalcaba, tienen la suficiente talla de Estado como para plantearse medidas de este calado. Es evidente el porqué de no llevarlas a cabo, puesto que eso supondría tener que despedir a miles de estómagos agradecidos, familiares, amigos, correligionarios y arrejuntados del partido de turno. Eso, y plantear de una vez por todas la muerte del monstruo autonómico que nos fagocita y hunde económicamente nuestra economía.
El actual modelo de Estado  que sostenemos los ciudadanos en España con nuestros impuestos es mastodóntico. Diecisiete autonomías, miles de organismos públicos, la mayoría innecesarios o al menos prescindibles en tiempos de crisis, con miles de coches oficiales, con miles de asesores, con miles de colocados de todos los partidos de turno, y que al final suman miles y miles de euros que tenemos que pagar todos. Políticos con conceptos de virreyes, unos autonómicos, otros locales, otros provinciales, otros nacionales, pero que al final hacen que sostener todo ese tinglado cueste un dineral, que sale de las cada vez más tísicas carteras de quienes sí crean riqueza, que son quienes se levantan todos los días a las 6 de la mañana, bien a trabajar, o bien a buscar trabajo. Una clase media, unos autónomos, unos pequeños y medianos empresarios, que cada día tienen menos posibilidades de progresar. 
España tiene un modelo de Estado de nuevos ricos, de querer tener lo que sea con tal de aparentar que somos un país pudiente y sobrado. Un modelo para querer demostrar, al precio que sea, que somos modernos, aunque lo moderno no sea eficaz ni nos lo podamos permitir. La ciudadanía no puede seguir apretándose el cinturón más, para seguir pagando los caprichos de una clase política, convertida en casta, que nos desangra. O matamos el monstruo de las 17 cabezas, o él nos matará a todos. Necesitamos un modelo de Estado que nos podamos pagar, y que nos permita progresar hacia el futuro eliminando los errores del pasado y dontándonos de las herramientas necesarias que garanticen el bienestar de los ciudadanos, que son (o deberían ser) los únicos soberanos de la nación. Y esto no quiere decir que volvamos a un modelo centralista, sino que abramos el debate sobre el modelo de Estado que queremos todos los ciudadanos y no sólo la clase política actual.
Portugal nos ha dado una lección, y es que en vez de seguir esquilmando a los ciudadanos, va a reformar su modelo de Estado para poder tener uno que pueda pagar sin poner en peligro temas fundamentales como la sanidad o la educación. Una lección de sensatez que debería hacernos reflexionar.

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