viernes, 13 de diciembre de 2013

El juez Elpidio José Silva, que encarceló dos veces al exbanquero Miguel Blesa, ha amenazado con contar "todo lo sucedido alrededor del caso"


'caso Blesa'.  El TSJ de Madrid declara 'íntimos' 8.700 emails de Miguel Blesa

El juez Elpidio José Silva, que encarceló dos veces al exbanquero Miguel Blesa, ha amenazado con contar "todo lo sucedido alrededor del caso" y ha afirmado que dicha información "generaría una situación institucional insostenible". "Los ciudadanos deberían conocer que alianzas hay entre corruptos, medios de comunicación, elementos institucionales y elementos de la casta política. En cualquier momento puede ser mi momento", ha sentenciado.

El que fuera instructor del caso Blesa ha comparecido ante los medios acompañado de sus letrados, Cándido Conde-Pumpido Varela y Gonzalo Boye, para explicar las novedades del procedimiento que se está llevando contra él ante la querella presentada por el Fiscal Superior de la Comunidad de Madrid, Manuel Moix, así como la queja presentada por su defensa a la Inspección de la Fiscalía General del Estado.

"La querella se basa en mentiras e irregularidades donde se dicen falsedades. Tiene carencia de realidad", ha manifestado Conde-Pumpido. Es por ello que han presentado una queja en la que se recoge una petición de apertura de un expediente disciplinario contra el fiscal Moix ya que "se ha atrevido a hacer una querella sin haber conocido la causa y está ejerciendo de abogado defensor de Blesa. Además, su forma de proceder no tiene sentido", ha declarado el letrado.

Silva ha defendido que su instrucción "rozaba la perfección en algunos puntos"

Gonzalo Boye, por su parte, ha informado del recurso que van a presentar este viernes ante la Audiencia Nacional por el auto dictado el pasado 9 de diciembre por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid  (TSJM) que apreciaba bastantes "indicios racionales" de que Silva "prevaricó"  al abrir una "causa general" y "prospectiva" contra el expresidente de Caja Madrid. En dicho auto, el magistrado Jesús Gavilán transformaba las diligencias previas en procedimiento abreviado, primer paso para sentar en el banquillo de los acusados a Silva por su actuación en la instrucción del caso Blesa.

Silva ha expresado que llegó ante el juez "como culpable" y tiene que "demostrar punto por punto" que es inocente. "Es la primera vez en la historia judicial europea que un juez es sentado como imputado antes de que termine la instrucción por parte del Ministerio Fiscal", ha aclarado.

"En las causas contra gente poderosa, empiezan a caer las víctimas", ha declarado el letrado

Respecto a dicha instrucción sobre el crédito concedido al ex presidente de la CEOE -Gerardo Díaz-Ferrán- y la compra del City National Bank de Florida por parte de Caja Madrid, el magistrado ha defendido que fue "correcta, sin errores" y que incluso "rozaba la perfección en algunos puntos".

El magistrado también ha agradecido el apoyo ciudadano que está recibiendo así como el "movimiento de indignación de un sector muy amplio de la ciudadanía". "El respaldo que siento de los ciudadanos, que no pueden entender que está sucediendo, me anima y me estimula mucho más de lo que recibo de las Administraciones", ha destacado.

Por ello,  la queja también se ha presentado ante la Defensora del Pueblo e incluso pondrán la iniciativa "a través de Internet en plataformas como Change.org" para que se sumen a la queja porque "los españoles tienen derecho a saber qué ha ocurrido con las entidades financieras". "Cuando un barco se hunde, en este caso un banco, hay que preguntarle al capitán que estaba al mando del barco qué ha pasado con él", ha aclarado Silva.

"El problema", ha declarado Boye, "es que cuando se llevan a cabo causas contra gente poderosa, empiezan a caer las víctimas. Si se empieza a investigar a poderosos, acabas como Silva y la actuación en su contra es un acto atentatorio contra la independencia judicial", ha sentenciado. Por su parte, el titular del Juzgado de instrucción número 9 de Madrid se ha mostrado "feliz" por haber vuelto a su cargo del que, según él, "nunca" deberían haberle apartado. 

Las miserias de la Universidad española contadas desde dentro


La conversación no tiene desperdicio. Y se produjo entre la actual consejera de Educación de la Comunidad de Madrid, Lucía Figar, y su  directora general de Universidades e Investigación, Clara Eugenia Núñez, quien años después ha reproducido en un libro lo que allí se dijo. Núñez había sido contratada directamente por Esperanza Aguirre con un encargo: "Regenerar las instituciones".

La consejera y su subordinada hablaban de los IMDEA, un ambicioso programa científico que todavía hoy pretende atraer talento a la Comunidad de Madrid, carente de una masa crítica de investigadores. Fue en ese contexto cuando Figar dijo a la directora general: "Me dicen que tus investigadores (sic) no asisten a las reuniones ni a comités, se limitan a investigar". Y prosiguió: "Ya sé que publican muchos papers, pero ¿quién les dice en qué tienen que investigar?, se preguntó.

La respuesta de Núñez fue inmediata y aplastante:

- "Si hubiera que decírselo, no serían investigadores".

-"Claro, claro", siguió argumentando la consejera, "pero además de investigar, ¿qué hacen?".

Ni que decir tiene que, al poco tiempo, la directora general fue destituida de su cargo y las universidades madrileñas y sus centros de investigación son hoy pasto de todo tipo de políticas descabelladas. La consejera, sin embargo, como en el cuento de Monterroso, sigue allí.

No es desde luego el único caso. Ni siquiera el más sangrante. La España de las autonomías se ha llenado de campus universitarios bajo la atenta mirada del poder político, que, como dice Clara Eugenia Núñez, han inventado la biblioteca-espectáculo, poco espacio para el estudio y el depósito de libros y mucho para el divertimento. Algunos datos lo corroboran. En 1975, había en España 28 universidades, pero en 2007 ya eran 77 (de ellas, 50 públicas) con 132 campus universitarios. Es decir, una por provincia. Hoy existen tantos campus como institutos de enseñanza media había en España a comienzos del siglo XX.
Excelsa mediocridad
Tanto dispendio, sin embargo, no evita una realidad dolorosa: ninguna universidad española se encuentra entre las 200 mejores del mundo, lo que da idea de tan excelsa mediocridad. Y lo que probablemente sea más preocupante: su irrelevancia social es absoluta.

Eso es, precisamente, lo que denuncia Clara Eugenia Núñez en Universidad y Ciencia en España, un libro que acaba de ver la luz y que refleja las miserias desde dentro (cinco años como directora general de Universidades) de una institución esencial en la formación de sociedades avanzadas, pero que en España se ha convertido (salvo en excepciones) en una inmensa agencia de colocación de profesores desmotivados y mal pagados, y en un inmenso aparcamiento de jóvenes condenados al paro o al subempleo.

Como sostiene Núñez, en España ni hemos aprendido de Francia, donde las universidades fueron un proyecto de Estado para defender la libertad frente a injerencias políticas o religiosas, ni de Alemania, donde el modelo diseñado por Humboldt puso el énfasis en la investigación como la clave de bóveda de una formación superior de carácter humanista. Ni, por supuesto, de las universidades norteamericanas, que combinan los centros de investigación con la larga tradición de los college británicos y su obsesión por cultivar élites del conocimiento.

Nada de eso ha sucedido en España, donde el clientelismo político y el caos organizativo se han apoderado de su funcionamiento. Algo en lo que tiene mucho que ver, como sostiene Núñez, su deficiente diseño institucional, calcado al de las comunidades autónomas, que son quienes meten mano en su funcionamiento al margen de cualquier racionalidad académica.

La autora del libro pone un ejemplo. Es evidente que cada año hay un desfase brutal entre la oferta de plazas universitarias y la demanda de titulaciones, lo que obliga a muchos alumnos que no alcanzan la nota a matricularse en otras disciplinas que no desean, con el consiguiente fracaso académico y económico. ¿Y por qué no se cambia el sistema?, se pregunta Núñez. Su respuesta no deja lugar dudas. A nadie importa la oferta educativa, "sino la permanencia en sus puestos de miles de profesores, muchos de ellos redundantes en la Universidad".

Un 'lobby' para capturar rentas

Su conclusión es que la Universidad se ha convertido "en un lobby cuyo principal objetivo es obtener rentas públicas" bajo la amenaza permanente de presión política y movilización en la calle. El resultado sólo puede ser uno: España gasta en centros universitarios una cantidad "comparable" con otros países de la OCDE, pero los resultados académicos están muy por debajo de lo que cabría esperar en un país que destina tantos recursos a su sostenimiento. Sin duda, porque la Universidad tiene mucho más que ver con la política que con el conocimiento.

Dos casos lo acreditan. En la Universidad Carlos III, la plantilla de profesores contratados creció sospechosamente antes de unas elecciones a rector (impulsadas por el rector saliente Peces-Barba) para que su voto determinara los resultados de la votación a favor de su candidato; mientras que el exrector Berzosa, de la Universidad Complutense, lo que hizo fue subir los sueldos a los trabajadores para lograr la reelección (lo cual consiguió). Como dice Núñez, "su liberalidad, con los fondos públicos por supuesto, puso en apuros a todas las demás universidades públicas de Madrid, cuyos sindicatos empezaron a presionar a favor de un trato similar en aras de una supuesta equidad".

Y es que el nepotismo, el compadreo, viene de lejos. La exdirectora general de Universidades de Madrid recuerda que la primera reforma –de 1983– permitió el ascenso a catedráticos de los entonces llamados profesores agregados. ¿El resultado? "Muchos diputados a Cortes y altos cargos en el Gobierno socialista se beneficiaron de esta medida". El caso de Jon Juaristi, que también acabó siendo director general de Universidades con Lucía Figar, es igualmente significativo.

El catedrático Jon Juaristi. (EFE)El catedrático Jon Juaristi. (EFE)

Juaristi había sido director del Instituto Cervantes y de la Biblioteca Nacional, y debido a su implicación contra el terrorismo etarra, tuvo que 'exiliarse' en Madrid. Por petición expresa de Esperanza Aguirre, la autora del libro le pidió a Virgilio Zapatero (rector de la Universidad de Alcalá y exministro de Felipe González) que proveyera una plaza a la que pudiera presentarse Juaristi.

El rector le daba largas pese a que el coste de la plaza era de unos 70.000 euros de un presupuesto de 66 millones para gastos corrientes. Pero ni así. Fue pasando el tiempo hasta que la directora general de Universidades se armó de valor y le preguntó un día durante un encuentro casual con el rector si ya había convocado la plaza. Zapatero, mirando hacia el suelo, le respondió que no dependía de él, sino del departamento. Y fue entonces cuando Núñez estalló y le recordó a la cara:

– "No te preocupes, es muy fácil. Llamas a tu antecesor en el cargo, Manolo Gala, y le preguntas cómo te trajo de catedrático de la Universidad de Almería, en contra del departamento. Tampoco es necesario que te explique cómo te hizo rector, Juaristi tan sólo necesita la cátedra".

Una buen resumen de cómo funciona (al menos una parte) la endogámica Universidad española.

Universidad y Ciencia en España. Claves de un fracaso y vías de solución. Clara Eugenia Núñez, Gadir Editorial. 2013

sábado, 7 de diciembre de 2013

¿Es que ya nadie recuerda lo que es la Ley?

http://www.rankia.com/blog/subastas-judiciales/2060275-que-nadie-recuerda-ley



Uno de los primeros códigos legales de la Historia fue el de Hammurabi (1760 A.C.), que marcó un antes y un después en la administración de justicia pues hasta entonces la misma era impartida de manera subjetiva por los sacerdotes o los jueces. Es el primer ejemplo del concepto jurídico de que algunas leyes son tan fundamentales que ni un rey tiene la capacidad de cambiarlas. Por aquellos años eran muy bestias, así que el mentado código estaba basado en la Ley del Talión.

En Occidente el ejemplo más temprano lo tenemos en Dracón de Tesalia (siglo VII A.C.), quien quitó a los nobles la facultad de juzgar arbitrariamente, unificando la tradición oral y poniéndola por escrito. Pero fue el Derecho Romano el que consagró por estos lares la obligatoriedad de que los jueces se guiaran por unas leyes escritas, siendo Justiniano I quien llevó a cabo la más importante recopilación legal de la Historia, que todavía es la base del Derecho Civil de muchos estados modernos.

Para comprender la importancia de esto hay que imaginarse lo que antiguamente podría significar ser juzgado por un tipo que no se va a guiar por la Ley sino por sus propios criterios o por su ideología. Si el juez es un tipo dogmático estás listo de papeles y más vale que vayas haciendo gimnasia de elasticidad para evitar los inminentes desgarrones en retaguardia.

Otro avance que ha sido un hito en nuestra civilización fue Montesquieu, filósofo francés que elaboró la teoría de la separación de poderes, increíble avance que actualmente algunos parecen estar olvidando.

Pero en la primera mitad del siglo pasado estuvimos muy cerca de que se torciera el rumbo porque Hitler se sacó de la manga el concepto de Derecho Germánico por el cual trató de que sus jueces dejaran de guiarse por el "degenerado" (así lo llamaba) Derecho Romano y volvieran a una supuesta tradición ancestral de leyes no escritas.

Y en España, que somos unos cachondos, hay una asociación de jueces que considera que ellos no están en la poltrona para seguir los dictados de unos códigos "apolillados" sino para el ejercicio alternativo del Derecho. O sea, directamente para inventarse la Ley que más les guste en cada momento y aplicarla sin rubor. Esta asociación se llama "Jueces para la progresía" o algo parecido y podéis dar por seguro que cada vez que os escandaliza alguna noticia de jueces que veis en los telediarios detrás de la misma hay un miembro de esta asociación. No entiendo dónde puede estar el progreso de volver a la protohistoria judicial anterior a Hammurabi.

El caso es que a estos tíos nadie les ha elegido democráticamente para que legislen sino que simplemente han aprobado una oposición para aplicar las leyes legisladas por otros. Son las Cortes españolas las que legislan y las que eligen al presidente del gobierno y yo creo que ya está bien de que estos tipos se arroguen funciones ajenas.

Y por qué escribo hoy de esto??

Muy sencillo, porque desde el verano estos jueces del Lado Oscuro, que apenas follan con sus mujeres, me han perjudicado hasta en tres ocasiones saltándose la Ley a la torera, o sea, prevaricando. Y me siento indefenso.

¡Que se vayan a hacer puñetas!