viernes, 16 de noviembre de 2012

Joaquín Leguina desgrana para Diario El Aguijón la situación actual, la crisis, y el estado de su partido

Entrevista realizada por Javier Velasco Oliaga para www.diarioelaguijon.com
 
La política económica del presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, se basa en los recortes económicos y en subir los impuestos. Eso piensa en la entrevista que ha concedido a Diario El Aguijón Joaquín Leguina, ex presidente de la Comunidad de Madrid, ex diputado nacional y en la actualidad miembro del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid, además de ser uno de los literatos españoles más lúcidos: “subir los impuestos supone recaudar menos, con lo que cada día nos encontramos más atados de pies y manos para salir de la crisis”.
 “Es la pescadilla que se muerde la cola; va en contra de los beneficios empresariales y, por lo tanto, conduce cada día más a una recesión”, añade el político cántabro que se siente un poco fuera de lugar en su propio partido. “Es como el abanderado en una manifestación. Si va junto a todos los demás es el estandarte de la manifestación, si va cincuenta metros por delante, es el tonto de la bandera”, dice con cierta retranca de político que lo ha visto todo y está de vuelta de todo. Lo que ve no le gusta y se muestra muy crítico con lo que está sucediendo en España.
Ve muy mal la situación general del país. “No la he visto tan mal en toda mi vida. La peor con diferencia, salvo en la dictadura, claro está”, señala, y en el contexto europeo la ve peor, “si esto nos coge fuera del euro y hubiésemos devaluado la peseta, ya habríamos salido de la crisis. Parece inaudito que todavía no hayamos recibido ni un solo euro y cada día que pasa estemos peor”, cuenta en voz baja con un tono de voz ligeramente ronco.
Todo este retraso hace que cada día haya más impagos en la banca y que a su parecer no se hayan tomado medidas  de urgencia. Opina que Europa se divide ahora en dos bandos “los acreedores y los deudores. Nosotros estamos entre estos últimos, pero Alemania sigue teniendo un déficit mayor que el nuestro y su banca tiene 600.000 millones de deuda. Ahora se llaman activos tóxicos, pero toda la vida se han llamado incobrables”, añade.
Para él, el problema de Europa sigue estando en que hay una crisis institucional de calado que ahora ha derivado en una crisis económica. “América es mucho más flexible: ahora Obama y la Reserva Federal van a bajar la cotización del dólar. Por un lado será bueno para nosotros porque bajará el precio del petróleo, pero por otro será malo porque podrán vender más barato y nosotros lo haremos más caro”, explica con la sencillez del economista que es.
Con esa experiencia como economista y demógrafo cree que “no habríamos llegado a esta situación si se hubiese intervenido a Grecia totalmente. Este es un país que ni siquiera tiene catastro, así no se pueden tomar medidas de forma seria. Habría que olvidarse de las medidas a corto plazo y planificar una intervención a largo plazo; pero claro, los señores del Bundesbank y los conocidos como hombres de negro no ven más allá de sus narices”, reflexiona y añade que “preferiría perder algo de soberanía si hubiese una planificación más consecuente”.
Consecuentes no han sido ni son nuestros gobernantes. “En siete años Zapatero no ha hecho ninguna reforma económica de calado, no ha hecho una reforma fiscal en consecuencia. Por tanto, los asalariados contribuyen con un 90% al presupuesto del Estado. El IRPF (Impuesto de la renta de la personas físicas) tampoco se ha tocado”, dice.
Una de sus propuestas sería estudiar las exenciones de ese impuesto y eliminar entre un 90 y un 95%. También aboga por realizar reformas en dos sentidos: unas de fondo, haciendo que el propio Estado sea más cooperativo y que las autonomías se vean realmente sometidas a un poder superior supervisor. Pone como ejemplo que en algunas autonomías como la andaluza se haya eliminado a los interventores, “sin ellos y sin esa inspección que hacen nos vemos abocados a fraudes como el de los EREs de Andalucía, que es un auténtico desastre, o como en Valencia, sin ir más lejos”, explica. Las otras medidas serían de carácter moralizante: duplicidad de sueldos, viajes, dietas fuera de control, gastos suntuarios, etc.
Siempre se ha sentido un avanzado a su tiempo, aunque en sus apuestas políticas ha perdido a menudo. Apoyó a Joaquín Almunia frente a Josep Borrell. Apoyó a José Bono frente a José Luis Rodríguez Zapatero y en ambos casos perdió. “El perder no quiere decir que estuviese equivocado. A veces acertar antes de tiempo es también equivocarse”. Evidentemente no se equivocó, Joaquín Leguina vio lo que los militantes socialistas no supieron o no quisieron ver y ya entonces predijo el desastre que sucedería.
“Zapatero dejó el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) hecho unos zorros, en todos los sentidos. En el asunto fiscal ni siquiera entró. No realizó ninguna reforma y sus asesores estuvieron ciegos ante la crisis de 2007-08 que creyeron que era pasajera. Por no hablar del caótico Plan E”, explica el político cántabro con lucidez y sin rencor. Y continúa su argumentación en los siguientes términos: “Zapatero es un iletrado y un cortoplacista, un obsesionado con la imagen. Además desprecia la capacidad intelectual a la hora de escoger a sus colaboradores. Plantea batallas ideológicas en un terreno demasiado fácil como atacar a los obispos, que es verdad que tienen un discurso un poco cavernario, pero ahora no es lo importante”, explica.
Además, a su modo de ver, escoge mal a sus aliados. “Le pasó en Galicia, donde no había un gobierno sino dos, que se reunían una vez a la semana. Lo mismo y peor ocurría en Cataluña con el tripartito”, argumenta. Fueron muchos los errores del presidente de gobierno leonés, aunque nacido en Valladolid, que ha dejado al PSOE en una mala posición. “Se trabajó a muy corto plazo -repite- cuando lo que hay que hacer es tener una visión más de Estado y trabajar a medio y largo plazo. Ahora toca recomponer un partido que no conecta con la sociedad, para ello tendrá que dejar de ser el partido clientelar que es y cambiar unos líderes locales muy endogámicos”, afina en su propuesta.
“Rubalcaba, que es muy inteligente, valioso y tiene muy buen olfato, también se ha convertido en un cortoplacista”, reitera en su diagnóstico. Evidentemente, los asesores de los que se ha rodeado no viven en el mundo real. Viven en la galaxia de los políticos, a lo mejor se creen galácticos y no dejan de ser más que lunáticos. “Como jefe de personal no le contrataría ninguna empresa. Él, que ha sido toda su vida un funcionario de educación, debe echar en falta que el partido no tenga funcionarios, no sé si es para echarse a llorar o echarse a temblar”, continúa explicando con mucha sorna.
Sobre el tema candente catalán, también tiene sus propias opiniones. “Si hay un cansancio lo han producido los nacionalistas, que se han saltado a la torera la Constitución Española, sus artículos segundo y tercero, por ejemplo. Unos habrán de explicar sus silencios: el PSC (Partido Socialista de Catalunya).  Otros porque miran hacia otro lado: los gobiernos centrales”, expone críticamente. Lo que sí tiene claro, como casi todo, es que “el proceso de independencia de Cataluña es imposible, es inviable”.
Sus soluciones son simples y razonadas, “Europa tendría que hacer una declaración aclarando que aquel estado que rompa sus fronteras se quedará fuera de la Unión Europea y a nivel nacional. Me lo tomaría en serio y se tendría que hacer cumplir la constitución”, dice preciso. Ahora bien, habría que, a su modo de ver, “hablar en serio de dinero. Hay que reconocer que durante algunos años han sido maltratados económicamente. Ahora ya no, y ellos mismos han cometido excesos como la financiación de la sanidad”, razona. Desde luego, no hay nada que una buena conversación no arregle.
Por eso, él está empeñado en seguir sirviendo a la gobernabilidad del Estado y no se quiere jubilar, pese a tener 71 años, y quiere seguir siendo útil a las instituciones, con su experiencia, con su criterio crítico y a la vez con ganas de solventar los difíciles problemas que tenemos y que parece que políticos miopes están empeñados en no atajar de forma eficiente y se entretienen cortando las ramas de un árbol que está podrido. Cuando se alcanza la posición a la que hemos llegado no valen las políticas del día a día. Como dice Joaquín Leguina, “hay que gobernar con miras altas y a largo plazo”.

Me permito añadir a este artículo algunos enlaces en los que Joaquín Leguina se despacha agusto con lo acontecido estos años recientes.
 

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