Fascinantes los blog que Marc Garrigasai nos ofrece, y además el final siempre espectacular.
Fotografías del mayor Krugër de las SS, y cerebro de la “Operación Krugër o Reinhard”, (fuente: British National Archives).
La Alemania nazi, uso una arma mortífera en la II Guerra mundial que
casi hunde a Inglaterra y a los aliados. La falsificación masiva de
millones de billetes de Libras esterlinas y de dólares norteamericanos.
Una guerra se puede perder de muchas formas pero la mas clara es por la
parte económica, y la Alemania nazi que no pudo invadir Inglaterra ni
Estados Unidos, trató de hundirla inundándola de billetes falsos. El
objetivo de Alemania, con esta estrategia, era provocar graves problemas
económicos por un incremento de la inflación, y podría también minar al
confianza internacional en la moneda del imperio británico en el
comercio internacional. Obviamente falsificar moneda también le servia a
Alemania para conseguir recursos sin coste para pagar a sus espías, a
sus confidentes, para importar material militar, alimentario y
industrial. Difícilmente, en una época de escasez por la II Guerra
Mundial, podía diseñarse una operación mas positiva para Alemania y
negativa para los aliados.
El plan fue ideado y dirigido por el mayor de las SS Bernhard Krüger,
un antiguo ingeniero textil, con línea directa con Himmler, del 1942 al
1945. Los alemanes buscaron en sus registros policíacos, a todos los
expertos falsificadores judíos y los concentraron, los separaron del
resto de prisioneros, lo que obviamente les salvo la vida, y les dotaron
de un nivel de vida aceptable, y les proporcionaron los mejores medios
industriales, tanto en maquinaria como en el mejor papel moneda de una
empresa alemana. Su único objetivo era conseguir billetes falsos
prácticamente perfectos e indetectables. Este equipo de 142 prisioneros
judíos fue llevado a principios de 1942 cerca de Berlín, en el campo de
concentración de Sachsenhausen y luego también en el campo de Auschwitz.
Se le llamo la “operación Krugër o Bernhard”.
A finales de 1943 aproximadamente, un millón de billetes eran
impresos mensualmente, y muchos de ellos fueron transferidos al cuartel
general de las SS, en el antiguo hotel cerca de Merano en los alpes
italianos para lavarlo, pagando importaciones de todo tipo de bienes y
también a espías y confidentes. Hay quien explica que los alemanes
pagaron la liberación del dictador benito Mussolini en 1943 con estos
billetes falsos, pero no se ha podido demostrar con ninguna evidencia
clara.
El Banco de Inglaterra tuvo constancia por primera vez en 1943 de los billetes falsos, y reconoció que fue “la falsificación mas peligrosa que nunca había visto” .
En 22 de febrero de 1945, consiguieron la técnica y las planchas para
imprimir el primer billete de $100. La oficina principal del Reich
ordenó parar y desmantelar todas las imprentas para evitar ser
descubiertas por los aliados ya cerca del final de la guerra.
En abril de 1945 Sachsenhausen fue evacuado ante el avance aliado.
Las imprentas se estima habían producido 8.965.080 de billetes con un
valor de £134.610.810. Se consideraron las mejores falsificaciones
nunca realizadas, siendo muy difícil o casi imposible de detectar. Se
falsificaron billetes de £5, £10, £20, y £50. Se estima que el
total de billetes emitidos equivalían a nada menos el 15% de todos los
billetes de libras esterlinas en circulación en la época.
En la evacuación de Sachsenhausen, todo el equipo y maquinaria fueron
trasladados a las cuevas cerca del campo de concentración de Ebensee,
en Austria. Las ordenes eran esconder las imprentas y matar a todo el
equipo de 142 expertos falsificadores para no dejar rastro, pero la
complicada logística en la fase final de la guerra les salvó la vida a
todos. El campo Ebensee fue liberado el día 6 de mayo de 1945 por las
fuerzas armadas norteamericanas. El judío eslovaco Adolf Burger, unos de
los prisioneros del equipo de falsificadores sería quien escribiría con
detalle sus memorias explicando esta increíble historia.
Se ha sabido que las lógicas ordenes de las SS eran las de matar a
los 142 falsificadores, para no dejar ningún rastro a los aliados, e
incluso que todos ellos lo sabían, pero falsificando conseguían ganar
tiempo y conseguir un milagro que finalmente se produjo. En medio de la
guerra al final salvaron su vida ante las prisas de la retirada nazi.
Aquí finalizó la “operación Krugër o Reinhard”.
El mayor de las SS Krüger huyó a Suiza, con algunas libras esterlinas
encima supongo yo, junto a una mujer, pero fue finalmente detenido por
los ingleses y siempre negó la operación y no pudo probarse en juicio.
Finalmente volvió a su vida normal y trabajó para la empresa alemana que
proporcionaba el papel especial para imprimir billetes. Murió en 1989.
Es esta Web podéis encontrar varios de los documentos históricos sobre esta sorprendente historia.
No os perdáis la película “Los falsificadores” o Die Fälscher (The
Counterfeiters) una película del año 2007, producción austriaco-alemana
que relata con todo detalle esta increíble historia. El protagonista es
el falsificador judío, Salomon ‘Sally’ Sorowitsch,
el mayor experto falsificador del grupo de falsificadores de élite de
Sachsenhausen. Dudo que en la historia económica moderna se nunca
existiese un grupo tan amplio de expertos falsificadores y con todos los
medios necesarios.
Es muy buena la escena en la película, en la que un militar alemán de
incógnito viaja a Zurich, para ingresar los billetes falsos impresos en
Sachsenhausen en su cuenta bancaria para comprobar su validez. Tras la
respuesta afirmativa del banquero suizo tras analizarlo, el alemán con
mucha sangre fría le comenta, “ya se que usted acaba de comprobarlos,
pero le pediría a su banco un análisis mas profundo de estos billetes,
ya que tengo ciertas dudas sobre su procedencia”. El banco revisó mas a
fondo los billetes y la contestación fue que eran billetes totalmente
válidos y de curso legal. Imaginaros la celebración del grupo de 142
prisioneros cuando reciben la noticia que han creado una obra maestra de
la falsificación. Su vida dependía de la calidad de sus
falsificaciones.
Ruzowitsky el director del film, consultó estrechamente con Adolf Burguer todo el guión de la película que relata la Operación Bernhard.
Buzos rescatando los billetes de libras esterlinas en el lago Toplitz en Austria (1959).
En 1959, unos buzos descubrieron millones de Libras en billetes en el fondo del lago austriaco de Toplitz, cerca de Ebensee, donde se ocultaron las imprentas y los billetes.
Muchos de los billetes continuaron circulando libremente por
Inglaterra, y el Banco de Inglaterra se vio obligado con los años a
variar el formato de muchos billetes hasta que pudo finalmente
sustituirlo por nuevos billetes.
Parece pues que en 1943 también se inyectaba dinero artificial a la
economía europea, igual que ocurre hoy con los bancos centrales. La
diferencia es que entonces el dinero llegaba a la economía real y en
cambio hoy en día se queda en el sistema bancario.
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