lunes, 16 de mayo de 2011

Celebración familiar


Realmente te acuestas pensando en el acontecimiento de mañana; boda, comunión bautizo,  que mas da, sabes que quieres pasarlo bien, son acontecimiento familiares señalados que solo pasan una vez en la vida y hay que intentar  pasarlo lo mejor posible. Son momentos únicos y sabes que es mejor que te dejen buen sabor de boca, y te acuestas irremediablemente pensando en que tendrás que madrugar y que te espera un gran día por delante.
Al día siguiente cuando te quieres levantar de la cama resulta que tu mujer ya llevar un buen rato preparándose en el cuarto de baño para el día que se avecina, y cuando te quieres dar cuenta ya tienes el traje y todo el repertorio preparado para enfundarte en una vestimenta no habitual, pero bueno sabes que por lo menos un par de veces al año hay que vestirse bien y al menos tendremos que disfrutar del día.
Siempre sales tarde de casa, y cuando llegas a la iglesia  te encuentras familiares esperando el gran momento. A mi  me gustar llegar con tiempo para comentar y cambiar impresiones a primera hora, porque aunque parece que tienes mucho tiempo, luego resulta que todo lleva una rapidez de vértigo. Todo está medido, la hora se echa encima y no tienes tiempo ni para tomarte un cañita en el bar junto a la iglesia.
Y así, una vez termina la charla del sacerdote, sales de la iglesia, te haces unas fotos de familia y te largas corriendo a comer.
Maldita sea, que será ahora la que nos tienen preparado los organizadores del evento?. No lo se, pero yo pienso pasármelo bien, en cualquier sitio. Estos eventos familiares son para disfrutarlos.
La verdad es que en los últimos tiempos la sociedad  en la que vivimos nos atrapa en su rueda y nos dejamos llevar por las modas, los lujosos salones de celebraciones con caros banquetes. Grandes celebraciones con actuaciones incluidas, pero la esencia de la celebración sigue ahí  y cuando te encuentras en familia realmente esas cosas luego pasan desapercibidas.
De repente te das cuenta de que no estás en un lujoso salón de restaurante. Ni pintura, ni mármoles, ni luces espectaculares, ni tampoco la madera rústica del restaurante retro donde te reciben diciéndote "adelante señor", te das cuenta de que está solo la familia, que no hay nadie más y te quedas pensando y de repente te dices tú mismo, hoy lo voy a pasar bien, y en un momento  ya estás con una cervecita charloteando con la familia.
No se los demás, pero a mi no me gusta desaprovechar las grandes celebraciones en familia y me da lo mismo estar en el restaurante más lujoso, pasar el día comiendo en el campo, o ir al burguer, yo lo pienso pasar bien, y así comienzas a picar un poquito de todo y a beber un poquito de todo, y cuando te das cuentas estás en tu salsa, con los tuyos, sin nadie que te moleste.
A medida que pasa el tiempo, comes, hablas y el vino y la cerveza te traicionan, y cuando te quieres dar cuenta estás hablando de los viejos tiempos, de esas vivencias de años pasados que son las que realmente no se olvidan, esos buenos momento que siempre tendrás en tu pensamiento, y realmente te das cuenta de que te lo estás pasando en grande, que esos momentos son la grandeza de las personas con las que hablas, que esos recuerdos de tiempos pasados son lo que te animan y te hacen pensar que la vida y la familia, son todo uno, y a la que terminas de comer te ves que no paras de hacer planes. Que si nos vamos a ir a cenar una noche sin churris, que si las parientas igualmente dicen que si tú te largas de juerga, ellas no van a ser menos y se van a pasar una noche a lo grande,  pero, lástima que esas intenciones solo se cumplen en una mísera parte, por que cuando cada uno se marcha a su casa y entras de nuevo en  la vorágine del día a día que te hace volver a la rutina diaria, trabajo, colegios, niños, labores del hogar, etc.
Uno ya no está para irse todos los fines de semana de fiesta, pero lo que si tengo claro, es que cuando tenga oportunidad me lo pienso pasa bién y disfrutar, y para ello no es necesario entrar en la rueda consumista en la que nos envuelve la sociedad actual. Muchas veces me vienen al recuerdo las celebraciones que hacían nuestros padres. Nada de lujosos restaurantes ni celebraciones por todo lo alto, eran celebraciones en casa, celebraciones austeras, ya que los tiempos no daban para más, pero el objetivo era el mismo, "reunir a la familia y pasarlo bien".
Felicidades Izan, cuando seas mayor verás las fotos y no te dirán mucho, pero nosotros siempre llevaremos un buen recuerdo de este día.

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