La transición entre Rodrigo Rato y José Ignacio Goirigolzarri en la presidencia de Bankia
no ha sido todo lo coordinada que debería. Entre la dimisión del
exministro y el nombramiento del exconsejero delegado de BBVA, la
entidad se gastó más de 30 millones de euros en comprar de forma masiva acciones de la entidad para evitar un derrumbe histórico en bolsa.
Según ha podido saber El Confidencial, entre el 8 y el 10 de mayo,
la dirección financiera de Bankia recibió la orden de adquirir todas
las acciones que los grandes y pequeños inversores estaban vendiendo a
granel por el miedo al futuro de la institución. Así fue. El banco se hizo con 15,2 millones de títulos para autocartera, a un precio medio de 2,1 euros. Es decir, se gastó casi 32 millones de euros en defender su precio en bolsa ante la oleada de papel de los accionistas.
La
cifra es más que significativa porque Bankia apenas había adquirido 5,6
millones de títulos en los 30 días anteriores, una operativa que se
considera habitual. La que fue extraordinaria fue la que se produjo
entre la destitución de Rato, anunciado el lunes 7 de mayo, y la
designación oficial de Goirigolzarri, realizada en el consejo de
administración celebrado el día 9. Sobre quién ordenó esa barrida para
evitar un desplome aún mayor, fuentes de la entidad no se ponen de
acuerdo.
Unos las atribuyen al propio Rato y a su equipo porque,
aunque la operativa se ha comunicado oficialmente entre el 8 y el 10,
las transacciones pudieron haberse hecho en las sesiones previas. Otros creen que fue el propio Goirigolzarri el que intentó detener entre el 9 y el 10 un derrumbe de la acción antes los intensos rumores de la nacionalización, confirmada en la noche del miércoles.
Lo
cierto es que entre el 8 y el 10 de mayo la negociación de acciones de
Bankia alcanzó límites históricos. Cambiaron de manos 46 millones de
títulos, de los que 15 millones fueron adquiridas por el propio banco
para autocartera. La sesión más intensa fue la del 9, la del cambio de
poder, jornada en la que se vendieron y compraron 19,95 millones, de la
que Bankia absorbió 8 millones, el 0,4% del capital.
Sea quien
fuera el responsable último de la decisión, lo cierto es que al banco la
jugada le ha salido de pena. La compra de esos 15,2 millones le ha
ocasionado una minusvalía latente de casi siete millones de euros. Una cifra que habrá que sumar a las pérdidas más abruptas que acumula el banco, que durante la etapa de Rato se gastó cerca de 120 millones de euros en mantener artificialmente el precio de la acción.
Una
acción defensiva para forzar un precio de canje mayor en la conversión
de las preferentes en manos de los clientes particulares y para sostener
la cotización por si la entidad participaba en alguna operación
corporativa. La autocartera es ya del 4,3% del capital.
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