Me guardo este post de Tristan. Un subastero al que sigo habitualmente en Rankia y que debido a los tiempo que corren ahora más que nunca debe estar de trabajo hasta las cejas.
Gentuza que escupe la mano que le da de comer ( 29 de Noviembre de 2011 )
Lo que voy a relatar a continuación, el encuentro sumamente
desagradable que he tenido esta mañana, me ha dejado con gran pesadumbre
en el animo. He visitado una vivienda del Madrid más céntrico y me he
encontrado con una familia cuyos miembros se quedaron sin empleo hace ya
tantos años que ya ni recuerdan lo que es trabajar. También se les
consumió la prestación a los parados e incluso cualquier subvención que
les haya podido corresponder. Todo lo han consumido sin haber sido
capaces de encontrar un nuevo empleo, ni el marido ni la esposa. En fin,
nada nuevo en estos tremendos tiempos que nos tocan.
Su situación es tan grave que llevan un par de años viviendo de lo que
Cáritas les entrega, que consiste no solo en poder comer en comedores
sociales, sino que incluso les da alimentos, les paga las facturas y les
da dinero para gastos vitales. Yo no sabía que Cáritas ayudaba hasta
ese punto y me quito el sombrero por su encomiable labor.
El caso es que he hablado con ambos cónyuges y he salido de la casa
habiendo perdido cualquier amor que me quedara por los seres humanos, si
es que a estos les queda algún atisbo de humanidad. Ya de entrada
confieso el tremendo asco que me ha dado entrar en la vivienda. Digo yo
que no tendría que tener nada que ver la pobreza con ser un guarro, pero
estos juntan ambos calificativos y el de guarros lo llevan a su máxima
expresión. La casa daba asco, eso para empezar.
Pero si la casa me ha dado asco, más asco me han dado ellos, que a la
pobreza material unen su mala índole. Se han pasado un rato largo
echándole la culpa de su mala situación a todo y a todos, menos a ellos
mismos y hablando fatal del gobierno, de los bancos, de nosotros, los
subasteros especuladores y, sobre todo de Cáritas, que aunque les está
ayudando y manteniendo, lo hace de una forma exigente, contabilizando lo
que les da o les deja de dar y exigiéndoles una búsqueda activa de
trabajo. Por lo visto también les consigue pequeños trabajillos que los
menesterosos no pueden rechazar por el temor, supongo que fundado, de
perder las ayudas.
Y, sobre todo, lo que no le perdonan a Cáritas es que no haya cargado
sobre sus hombros el pago de la deuda hipotecaria, pues los tipos estos
están muy próximos a verse en la calle y no entienden que la mentada ONG
no haya hecho nada para evitarlo, como si el haberles mantenido casi
dos años no fuera nada o fuera algo que les era debido, a lo que tenían
perfecto derecho.
Yo considero que cualquier cosa que no nos hayamos ganado por nosotros
mismos es caridad, solo que actualmente hemos dejado de llamarlo caridad
para pasar a denominarlo "derechos" y eso ha generado entre los
elementos menos capaces la sensación de que todo les es debido y de que
ellos no son responsables de nada, de manera que cuando la cosa les va
mal sin duda debe ser porque algo, fuera de ellos mismos, no ha
funcionado como debiera.
Esta sociedad en la que el ser humano ha dejado de ser el arquitecto de
su propia vida nos está reduciendo poco a poco al estabulamiento
bobalicón y a la dependencia absoluta del subsidio del
ubre-estado-de-bienestar, convirtiéndonos en seres dependientes
incapaces de reconstruirnos a la menor contrariedad.
Ya lo decían nuestros abuelos: es de malnacido ser desagradecido.
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