Atención, Santiago Niño-Becerra ya predijo en el 2007 lo que era esta crisis en la que nos encontramos, y mucha gente no quiso creer lo que se nos venía encima. Aqui teneis lo último que ha escrito en http://lacartadelabolsa.com
Comparaciones comparadas
Dicen
que las comparaciones son odiosas; pienso que depende. El Consenso de
Frankfort es estructuralmente parecido al de Washington: tanto uno como
otro van en la misma dirección: sanear y estabilizar no importando quien
se quede por el camino (bueno, si se queda por el camino un belga le
darán un mendrugo de pan bastante más grande del que le dieron a un
hondureño cuando se quedó); pero Europa 2011 no es lo mismo que
Latinoamérica 1985.
Con
los parones sucede algo parecido: una situación deflacionaria es una
caída de precios de todo acompañada de una restricción de la actividad
que hace que los ingresos fiscales caigan y que las rentas monetarias
disminuyan porque el desempleo de todos los factores productivos
aumenta, situación que se prolonga en el tiempo como la niebla de un
pantano; algo así se dio en Japón en los 1990 (y sigue) y se está
empezando a dar en Europa hoy (y en USA, pienso, a partir de mañana),
pero Europa y Japón se hallan muy, muy lejos.
La
crisis latinoamericana de los 80 fue fruto de las políticas de
Gobiernos populistas y caciquiles que venían de disfrutar de unos
ingresos obtenidos en la II Guerra Mundial obtenidos de vender a todo el
mundo y que fueron alimentados por unos créditos ilimitados concedidos
por banqueros que no tenían a quien prestar debido a la recesión de los
70 en el resto del mundo (si, evidentemente: la Política de Sustitución
de Importaciones puesta en marcha por esos Gobiernos mucho tuvo que
ver). Cuando la situación se dio la vuelta en los 80, los tipos de
interés volvieron a aumentar y en aquellos países se instalaron las
‘dictaduras amigas’ (Ronald Reagan dixit) y se acabó el carbón. Y para
solucionarlo fueron llegando los chicos del Consenso de Washington.
Lo
de Japón fue diferente. Fue un expolio perpetrado en el Plaza y en el
Louvre. USA obligó a Japón a revaluar el Yen so pena de que volviese el
espectro de MacArthur, y Japón comenzó a externalizar producciones como
un poseso para compensar la caída de competitividad que experimentó, y,
en el interior -y aquí la cagó- se lanzó a la hiperespeculación con
créditos baratos concedidos en despachos sin ventanas. Cuando la
especulación de los tulipanes, perdón, de los centímetros cuadrados de
inmuebles y de los valores bursátiles acabó, el Japón interior estaba
hundido y el exterior viviendo en otra galaxia. Aquí no vinieron los
chicos del Consenso porque no hacía ninguna falta: el ahorro interno era
ultraespectacular, pero daba igual: Japón ya había dejado de ser quien
había sido.
La
UE / UEM hoy (y USA mañana: es la siguiente) van por otro lado. Ambas
se hallan al final de un ciclo de crecimiento generado a base de
hipercrédito y megaendeudamiento iniciado en los 2000, y ya no hay
créditos que conceder por parte de unas entidades financieras
superendeudadas y llenas de agujeros: sus activos basura, a unas
empresas que deben lo que no está escrito o a unas familias endeudadas
por un montón de años y con su empleo en el aire, ni deuda alguna que
aumentar. Y, además, el panorama muestra una disponibilidad de recursos
en declive. Y sí, el Consenso de Frankfort va a hacerlas pasar putas a
muchos, y sí: se parece en todo al de Washington, pero la deuda
acumulada en los 2010s no es la de los 1980s ni las expectativas hoy son
las de los 1990s.
Pienso
que la única salida, ya saben, es que todo se haga más pequeño y que su
dimensión se adapte a lo que en verdad se tiene: a aquello con lo que
se puede contar, a la vez que se optimiza la utilización de los recursos
disponibles a través de una productividad creciente. Y no eso no reduce
ni un ápice el desempleo estructural: lo aumenta. Y, ¿quiénes harán
algo así?, pues los Gobiernos de técnicos que vienen: la manifestación
operativa del espíritu de las megacorporaciones: el Imperio. ¿No habría
una alternativa?, sí: una revolución: pero ni están ya de moda ni quedan
monarcas absolutos a quienes cortar el cuello.
La
verdad pura y dura es que ayer nos comimos los recursos -escasos- de
los treinta años siguientes, que ahora se debe lo que no se puede pagar,
que el modelo aún en uso no tiene ni puta idea de cómo se arregla eso
porque en su programa de funcionamiento no hay instrucciones de cómo
arreglar algo así. ¡Y en el reino hablando de una reforma laboral para, a
golpe de decreto, reducir el desempleo!.
En
resumen. Esta crisis empezó a finales de los 80 cuando el modelo se
demostró agotado y, para seguir, se permitió a todo el mundo que se
endeudase con bits hasta donde hiciese falta a fin de crecer lo máximo
posible y obtener unos beneficios cada vez más espectaculares.
Por eso esta crisis es sistémica, exactamente, como la Depresión, y por eso son estructuralmente tan parecidas.
…
Interesante
el texto que El País publico el 04.12.2011 en sus Págs. 24 y 25, ‘Matar
al euro’; su autor el Dr. Paul Krugman. Dice el texto que la solución
está en gastar, no en ahorrar, en inyectar dinero no en sacar las
tijeras. No estoy de acuerdo. Pienso que antes de sacar las tijeras
habría que haberse efectuado un análisis de lo que se estaba gastando:
‘Estos X millones que se gasta en tal cosa, ¿se están gastando bien?’, y
eso, por motivos políticos, no se ha hecho ni pienso que ya vaya a
hacerse: no hay narices, pura y simplemente. Pero hay más.
Decir
que la solución está en gastar pienso que equivale a decir que hay que
meter más porque no se ha metido lo suficiente, dando por supuesto que
si se metiese más las cosas se solucionarían, y no. Decir eso equivale a
que decir que la capacidad de endeudamiento puede crecer de forma
infinita y que la cantidad de que puede disponerse es ilimitada, y el
caso es que no a las dos cosas. Y no, pienso que no se trata de un tema
de inflación: ¿cómo va a serlo con todo lo que se debe?.
En
Europa los planes E acabaron empeorando las cosas: nada resolvieron y
generaron unos déficits de pánico o crearon falsas expectativas en
algunos países porque gracias a los planes E de otros sitios vendieron
de todo. ¿Seguir gastando?. USA gastó y lo sigue haciendo y algunos le
ponen como ejemplo, pero USA cada vez debe más, y USA hace eso porque el
resto del planeta le presta debido a que imprime unos papeles que ese
resto del planeta ha convertido en refugio. Pero la economía USA es
débil: cada vez debe más, cada vez depende más de todos, cada vez su
desempleo de larga duración es mayor, cada vez las expectativas de su
ciudadanía son menos, y cada vez la confianza en que USA pague lo que
debe es más baja: USA debería crecer al 5% durante cinco años para que
su población desempleada volviera a la situación en la que se hallaba en
el momento previo a la precrisis: una utopía, y el 65% del PIB USA lo
genera el consumo: una insostebibilidad.
Pienso
que USA va a tener problemas, muchos y muy gordos, como todos, pero USA
más porque caerá desde más arriba, desde más arriba cuanto más se
dedique a gastar ahora. ¿Gastar más?, sigo pensando que no.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.